Nos
encontramos en el ombligo de la segunda década del siglo XXI y aunque el
Darwinismo social nos promete que la humanidad alcanzará un grado de evolución
donde su calidad y estilo de vida progresarían hasta llegar a un nivel cercano
a la perfección; nos enfrentamos día tras día con nuevas problemáticas
subyacentes de esta sociedad evolucionada.
Una
de las características del posmodernismo es la individualidad, el pensamiento
de las sociedades no tanto como colectivos, sino como individuos. Un
comportamiento podría decirse, egoísta, sin embargo a fin de cuentas es una
forma más de vida en sociedad.
Existe
otro término para referirse a esta sociedad y es el de “Sociedad de riesgo”,
empleado y acuñado por Ulrich Beck, quien lo utiliza para explicar cómo la
sociedad de finales de siglo XX y principios de siglo XXI se ha convertido en
autodestructiva.
Hoy
día se ha puesto a prueba a las sociedades del mundo. Problemáticas tanto de
índole internacional como nacional ha puesto en tela de juicio la capacidad de
reacción ante estas.
Hoy
día nos encontramos rodeados de líderes y organizaciones que velan por
intereses especiales y que a su paso atentan con la dignidad de los humanos.
Son aquellos discursos racistas de Donald Trump, la discriminación y violencia
en contra de los refugiados de la guerra en Siria en Europa, la restricción de
las libertades por gobiernos fascistas entre otras cosas las que hoy día pone
en tela de juicio un futuro mejor.
Se
dice que quien no conoce su historia está condenado a repetirla. Sin embargo
parece que hemos borrado de nuestra mente todo el registro hostil de nuestra
historia.
Durante
el año 2016 se realizó la campaña electoral en los Estados Unidos para la
elección del nuevo representante federal del país. Por un lado teníamos a
Hillary Clinton con un discurso que principalmente contraponía las ideas de
Donald J. Trump quien dirigió un discurso totalmente agresivo para todo aquel
que no tuviera una estrecha relación nacional con Estados Unidos de América,
impulsando el ultranacionalismo.
Suena
increíble el hecho de que Donald Trump haya contado con la mayoría de los votos
en la contienda en un país que fue construido desde sus cimientos por
inmigrantes. Un país donde la diversidad cultural, étnica, racial y lingüística
predomina.
Aún
así, por increíble que suene. Donald Trump ha ganado y ¿Quién es el
responsable?
No
solamente quienes tienen el derecho al voto en Estados Unidos han sido quienes
han colaborado a que una campaña en contra de la dignidad humana como la de
Donald Trump haya fructíferado manera tan aceptada.
Todo
es parte de la crisis moral que afecta al mundo entero. Nos hemos vuelto en una
sociedad apática con las necesidades de los demás y los problemas que alteran a
la sociedad a nivel mundial.
Cada país tiene problemas de origen e intensidad diversos.
En México, la pobreza extrema y el desempleo son un ejemplo. En Siria, la
guerra y los refugiados pueden ser otro ejemplo. Aunque podamos hacer poco o
mucho para contrarrestar los efectos de estas problemáticas, el desinterés e
incluso la mofa de ellos son un botón que muestra nuestra perdida de humanidad.
¿Qué podemos hacer para detener la crisis de
valores?
La crisis de valores es un problema de carácter
social e índole internacional, por lo cual no es algo que podamos frenar del
día a la mañana, sin embargo sí podemos ir cambiando esa conciencia colectiva
comenzando por lo individual. Sensibilizando y comprendiendo nuestro entorno,
dejando un lado la apatía e individualidad que tanto se le juzga a la sociedad
posmoderna.
Como sociedad no solo nacional, sino global podemos
hacer el cambio. Es hora de comenzar a velar por la dignidad de todos los seres
humanos.
¿Crees poder? Ponte en marcha y haz ese cambio.
Escrito por: Julio César Félix
Chávez
Licenciatura en Estudios
Internacionales.
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